lunes, 2 de mayo de 2011

Tsik. La gallina que llegó del cielo

Cuando Francisco Pizarro y los conquistadores españoles llegaron ante los incas en 1532, se encontraron con un ambiente y cultura desconocidos para ellos. Sin embargo, había un elemento que no les era extraño (además del oro, claro está), un animal que sí conocían: las gallinas. ¡Sí, gallinas! o al menos eso fue lo que dijo Pizarro. Su relato y otros hechos motivaron una controversia sobre el momento en el que las gallinas arribaron a América, después de haber sido domesticadas en el sudeste asiático y luego llevadas al resto del mundo.

¿Cómo saber si las gallinas llegaron a América antes que los europeos? Los historiadores buscaron pruebas adicionales a las crónicas de los conquistadores, y las encontraron. En El Arenal, un sitio arqueológico de la costa de Chile, se hallaron huesos de gallinas que fueron fechados como pertenecientes a la época precolombina (1304-1424 dne), y que además prueban que estas aves no llegaron vía Europa, sino a través de las islas de Oceanía.

Esta historia se describe con mayor detalle en un artículo publicado en el número 108 de la revista ¿Cómo ves?, titulado ¿Quién fue primero, Colón o las gallinas? En dicho artículo el autor afirma que como prueba adicional del arribo precolombino de las gallinas pueden utilizarse los idiomas americanos. La idea planteada es que si las gallinas llegaron con los europeos, en los idiomas americanos debería existir un vocablo que tuviera una raíz europea o que recordara el vocablo de algún idioma europeo. El autor utiliza como ejemplo el idioma ayuujk o mixe, y afirma que los vocablos utilizados (tseuk y tsag-naj) no tienen semejanza con vocablos de origen europeo. El planteamiento es interesante, por desgracia, eligió el idioma equivocado.

Los gallos forman parte ya de la cultura ayuujk, a pesar de ser de origen foráneo. Fragmento de mural en Tlahuitoltepec
En el ayuujk de Tlahuitoltepec-Xaamkëjxp, gallos y gallinas se conocen como tsapna'ääw y tsaptuttääk, respectivamente, y el vocablo tsik se refiere a los pollitos. La semejanza entre ambas palabras es el prefijo tsap- que deriva de la palabra tsäjp, cuyo significado es "cielo". Este prefijo antecede a las palabras na'ääw y tuttääk, que son los nombres del guajolote macho y hembra. Gallos y gallinas son entonces los equivalentes celestes de los guajolotes americanos.

El uso de este prefijo posiblemente se debe a los métodos utilizados por los primeros misioneros que entraron a la región mixe, quienes afirmaron tener un origen divino o celeste. Ello resulta acorde con el nombre acuñado para designar los templos católicos: tsaptëjk o casa del cielo. Y también aplica con otras palabras que designan organismos u objetos de origen europeo. Por ejemplo, el prefijo tsap- antecede a palabras como käj (fiera, puma), tsuuky (zapote), kaaky (tortilla) y xëjk (frijol) entre otras, que unidas forman las palabras tsapkäj, tsaptsuuky, tsapkaaky y tsapxëjk, que son nombres actuales para toro, naranja, pan y haba.

Los guajolotes también son parte de la cosmovisión ayuujk. Fragmento de mural en Tlahuitoltepec.

Así, la ausencia de préstamos lingüísticos en los idiomas americanos como el ayuujk no prueban que las gallinas llegaran antes que los españoles, ya que este no es el único método por el cual un idioma adquiere nuevas palabras. En el ayuujk se utilizaron palabras de organismos ya existentes y se reconfiguraron para nombrar organismos foráneos. En el vocablo resultante, es claro que las gallinas no estaban aquí antes que llegaran los europeos. 

Pero las gallinas sí estaban en Sudamérica, aunque no habían alcanzado a dispersarse en todo el continente. Las gallinas que hoy conocemos en nuestro país son el resultado de la inmigración europea a América, y las gallinas del sur fueron casi olvidadas. A final de cuentas, no era lo que a Pizarro y sus compañeros les interesaba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario