lunes, 31 de mayo de 2010

Orígenes I. Una estela en La Mojarra, Veracruz

En 1986 se descubrió cerca del pueblo La Mojarra, municipio de Alvarado, Veracruz, una estela con uno de los registros escritos más antiguos de Mesoamérica (año 159 dne). Este tipo de escritura fue posteriormente llamada epi-Olmeca o ístmica, debido a que cronológicamente pertenece al último periodo de la cultura olmeca y a que geográficamente se ubica en el Istmo de Tehuantepec.

El desciframiento del texto lo llevaron a cabo John S. Justeson y Terrence Kauffman, quienes publicaron sus primeras conclusiones en 1993, en un artículo titulado A decipherment of epi-Olmec hieroglyphic writing (El desciframiento de la escritura jeroglífica epi-Olmeca) en la revista Science. Estos investigadores utilizaron una reconstrucción de las etapas tempranas de los idiomas actualmente hablados en la región, y propusieron que el idioma en el que estaba escrita la estela es el pre-proto-zoque (la forma más temprana del zoque, un idioma pariente del mixe).

Una sección de la Estela de La Mojarra. Obtenida de Wikipedia

En la estela, de acuerdo con Justeson y Kauffman, se narra la vida del personaje que acompaña el texto, un guerrero-líder llamado en pre-proto-zoque “tukë kotzëk koyumi” o “el señor de la montaña de los cosechadores” (¿quizás podría traducirse en mixe como tujkpë kojpk konk?). Al argumentar que la estela está escrita en un idioma de la familia lingüística mixe-zoque, los investigadores dan soporte a la idea que los olmecas (aquellos que construyeron las cabezas colosales y que son conocidos popularmente como la cultura madre de Mesoamérica), fueron un pueblo hablante de mixe-zoque (o por lo menos en parte).

Esta idea fue planteada por Kauffman desde 1969, con base en la ubicación actual de los pueblos mixe-zoques, que coincide con las regiones donde existen sitios arqueológicos olmecas o epi-olmecas (sur de Veracruz, oeste de Tabasco, noreste de Oaxaca y occidente y sur de Chiapas) y a que ciertas palabras de origen mixe o zoque fueron adoptadas en otros idiomas, como el náhuatl y el maya. Sin embargo, la evidencia arqueológica que confirmara la idea, era muy escasa hasta la aparición de la estela.

Imagen completa de la Estela, el señor de la montaña de los cosechadores según Justeson y Kauffman.

Si bien no todos los expertos en el tema han aceptado la idea que los olmecas fueran hablantes de algún idioma mixe-zoque, e incluso hay quienes afirman que el desciframiento de la estela de La Mojarra fue mal hecho y no corresponde al pre-proto-zoque, cada vez cobra más fuerza esta idea. Por lo tanto, el origen de los pueblos mixes y zoques está ligado al desarrollo de la cultura olmeca, es decir, somos pueblos con una muy profunda y valiosa raíz histórica.

La estela de La Mojarra arribó al Museo de Antropología de Xalapa en 1986. Desafortunadamente, desconozco si está disponible al público, para quienes tengan la oportunidad de visitar esta ciudad y puedan contemplarla, así sea tan solo por el hecho de ser una de las primeras manifestaciones de escritura en Mesoamérica prehispánica.

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La Historia de nuestra cultura, la ayuujk o mixe, es apenas conocida de forma fragmentaria. Con la serie Orígenes, pretendo divulgar los pocos hechos que he hallado al indagar al respecto. Estas son pistas de nuestro pasado, cuya integración aún queda pendiente. Se reciben comentarios.

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Los artículos publicados en revistas internacionales, como la mencionada aquí, no están accesibles de forma gratuita al público. No obstante, si estas interesado en obtener una copia, puedes escribirme al correo del blog.

jueves, 13 de mayo de 2010

Árboles y flores

En una historia contada por una amiga sobre un viaje a cierta ciudad del sureste poblano, narraba el testimonio de un poblador sobre la existencia de un árbol que, a lo largo del año, producía flores de dos colores distintos.

De acuerdo con esta persona, el árbol tenía un periodo en el que las flores eran de color morado y en otro periodo las flores eran rojas. A pesar de la equivocación al considerar a dos árboles semejantes (vistos de lejos) como uno solo, la percepción es acertada al mencionar que las temporadas de floración ocurren en diferentes épocas del año.

Recordé esto porque ahora que estamos en primavera (o lo que llamo la época seca y de calor), en las calles de diferentes ciudades y pueblos de México puede observarse la floración de uno de los árboles causantes de la confusión, el de las flores moradas, mejor conocido como jacaranda (Jacaranda mimosifolia). El otro árbol es el framboyán o tabachín (Delonix regia), cuyas flores son rojas.

Flores de Jacaranda en Morelia, Michoacán

Al seguimiento de los cambios en las plantas a lo largo del año se le conoce como fenología. Cada planta presenta periodos sucesivos, aunque no necesariamente independientes, de producción de hojas, flores, frutos y semillas a lo largo del año. En el caso de las jacarandas, presenciamos ahora el fin de su temporada de floración, mientras que el del framboyán apenas inicia; otras plantas florecen en otoño y algunas más en invierno. Estas variaciones en la fenología de las plantas están relacionadas con las características ambientales de su sitio de origen, que incluyen las variaciones de temperatura e intensidad de las lluvias a lo largo del año, así como la duración del día.

Framboyán cerca de Huimanguillo, Tabasco

La confusión entre estos dos árboles se debe, en parte, a su diferente fenología, pero también podría estar asociada otra estructura semejante, pues las hojas (también vistas de lejos), se parecen. Sin embargo, es necesario mencionar que sí existen plantas que pudieran tener dos flores distintas, aunque, en ese caso no estaríamos hablando de diferencias en color, sino de diferencias en el sexo de la flor.

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Ni la jacaranda ni el framboyán son originarios de México. La jacaranda es un árbol de la selva del Amazonas y el framboyán es de origen africano. Ambas plantas son muy utilizadas en la jardinería urbana y rural de México por la vistosidad de sus flores, por lo que no es raro hallarlas en los camellones, zócalos o en las orillas de caminos. No obstante, la jacaranda tiene el potencial de escaparse de cultivo y crecer como una maleza, como ya ocurre en algunos sitios del país.