miércoles, 26 de diciembre de 2012

Chamizo de navidad


La navidad de nuestros tiempos es una tradición que ha incorporado plantas y animales de origen diverso. De tierras mexicanas por ejemplo, se sumaron la flor de nochebuena y  el guajolote, mientras que de tierras europeas llegaron los nacimientos y el ya popular árbol de navidad. Si bien esta celebración se extiende por todo México, no se reproduce de igual forma en las zonas urbanas que en las rurales, ya que en las ciudades es común hallar típicos árboles de navidad con luces de colores y esferas, mientras que en otros sitios los nacimientos carecen de estos “típicos” árboles.

En las frías tierras europeas de donde vino la tradición de adornar un árbol en navidad, los árboles que dominan el paisaje son las coníferas, plantas que no tienen flores y cuyas semillas se producen en un cono (de allí que se llame conífera-la que lleva un cono). Éstos son los típicos árboles de navidad, que en México tienen su equivalente en los abetos y oyameles, los pinos, cedros blancos, ayacahuites y otros más que se comercializan en estas fechas. La diferencia entre México y Europa es que nos encontramos mucho más al sur, dentro de la franja intertropical y que por tanto, tenemos una gran cantidad de árboles tropicales en comparación con la cantidad de coníferas, que son árboles de clima templado (con sus excepciones).

Pinus en la Sierra Mixe, Oaxaca
Pero no hay que entender con esto que en México no hay coníferas. Al contrario, gracias a las altas montañas y mesetas, México es de los países que tiene más especies del género Pinus (pinos, ayacahuites, ocotes). Y los hay desde el nivel del mar (pino de mar) hasta las zonas alpinas (Pinus hartwegii). Esto garantiza un abasto de árboles para las fechas decembrinas, pues existen condiciones ambientales y de suelo para que puedan sembrarse los típicos árboles de navidad.

Si bien esto es cierto para las zonas urbanas, a las cuales se pueden llevar árboles de navidad con la perfecta forma cónica, no ocurre así para las comunidades rurales alejadas de las redes de distribución de los árboles típicos, e incluso para aquellas que se hallen rodeadas de bosque es posible que no haya árboles apropiados para colocar el nacimiento. Imagine, por ejemplo, una comunidad del estado de Yucatán que vive en medio de una selva seca ¿de dónde obtendrán un árbol para navidad?

En algunas comunidades optarán por un árbol de plástico, común en estos tiempos, o si viven en zonas templadas tal vez decidan incursionar en el bosque que, como hemos dicho, se halla lleno de pinos. Pero oh decepción, resulta que si bien en México hay una gran cantidad de pinos, no todos tienen la misma forma. Parte de la riqueza biológica estriba en que no todas las especies de Pinus se parecen, especialmente en la forma. Los hay con tallo recto o retorcido, con acículas (hojas) cortas o muy largas, con forma cónica, ovalada o irregular. Y así, entre una u otra cosa, no todos cumplen con los requisitos para ser un cónico árbol de navidad.

Pinus más navideños en la Sierra Madre Occidental, Chihuahua

Es entonces que se recurre al ingenio: si quiero un árbol para navidad y que adorne el nacimiento, tomaré a la mano lo que haya en el bosque, sólo se necesita ver más allá de lo común. De ahí que un amigo contara alguna vez que vio adornado una planta de plátano de navidad; por mi parte, he visto numerosos y variados arbustos de navidad, espinos blancos de navidad (Acacia farnesiana), ocotes de navidad, duraznos y tejocotes de navidad y por supuesto, chamizos (Baccharis conferta) de navidad. Es la diversidad arbórea de la navidad.