martes, 10 de agosto de 2010

Xenk

Hace poco pude, finalmente, ver por completo la película “El libro de la selva”, basada en las historias escritas por Rudyard Kipling. En ella, un grupo de animales con los que Mogwli interactúa me resultaron muy graciosos por sus diálogos respecto a la muerte. Me refiero a los buitres, los cuales al cantar sus penas y deseos (así como los de otra película donde también aparecen buitres cantando "Festín celestial"), ponen en claro que para ellos la muerte de otros organismos les permite vivir, ya que ése es su alimento.

En nuestro país no existen buitres, cuyo nombre se aplica a las aves del Viejo mundo; en su lugar, tenemos zopilotes. Es probable que a no muchos les agradan los zopilotes, ya que su apariencia no es la más atractiva entre las aves, además que sus hábitos los ubican en un lugar poco agradable de la cadena alimenticia: el final.


Zopilotes de cabeza negra (Coragyps atratus). Cerca de Laguna Verde, Veracruz.

Los zopilotes se alimentan de los animales que han muerto –carroña–, aunque también pueden consumir animales vivos. Es sabido que cuando observamos zopilotes volando en círculos, muy cerca hay algún animal muerto. A pesar de lo repugnante que pueda parecer, con esto contribuyen a evitar la proliferación de enfermedades que podrían desarrollarse en los animales en descomposición.

Como nunca he sido buen observador de las aves, para mí fue una sorpresa el saber que en México existe más de una especie de zopilote. Los más comunes son el de cabeza roja (Cathartes aura) y el de cabeza negra (Coragyps atratus). Existen otros, menos abundantes como el zopilote rey, de mayor porte y cada vez más escaso y el zopilote de cabeza amarilla, distribuidos en el sur del país. Estas aves son parientes, además, del cóndor californiano y del cóndor andino.

Zopilote de cabeza roja (Cathartes aura) con las alas extendidas. Cerca de Chamela, Jalisco.

Una de las peculiaridades de los zopilotes de cabeza roja es que hallan a los animales muertos por medio de la vista y el olfato, sentido que tienen bien desarrollado, a diferencia de la mayoría de las aves. Por el contrario, el olfato de los zopilotes de cabeza negra no es bueno, por lo que suelen seguir a los de cabeza roja para hallar alimento.

La importancia de los zopilotes es mayor no solo si consideramos la cantidad de organismos que mueren cada día; sino que estos animales además de aparecer en películas, también forman parte de la cultura mexicana, pues existen leyendas en torno a ellos y diferentes creencias en las zonas rurales de México. Son animales que merecen nuestra admiración, a pesar de su aspecto inusual.

<-<-<-<-<-<-<-<>->->->->->->->

Zopilote es una palabra de origen náhuatl, y Xenk es su nombre en ayuujk. En la cultura Ayuujk los zopilotes aparecen en los mitos de origen, además de creencias relacionadas con las actividades agrícolas y las herramientas de trabajo. En uno de los mitos contados por mi abuela, fue un zopilote el que acarreó lentamente la tierra fértil desde las partes bajas de la sierra hacia las montañas, transportándola entre sus alas y esparciéndola a medida que volaba.

1 comentario: