Hace poco un profesor nos preguntaba: ¿Cómo sería la vida si no existieran las plantas con flores? El mundo en el que vivimos está lleno de ellas, es más la mayoría de las plantas que conocemos y nos son útiles son plantas con flores; frutales, cereales, leguminosas y verduras son plantas del grupo de las angiospermas, es decir, plantas con semilla cubierta (de forma distinta a las gimnospermas, que tienen semillas desnudas).
Flores de Tlahuitoltepec. De las familias botánicas: Asteraceae, Lentibulariaceae, Commelinaceae, Orchidaceae, Crassulaceae y Solanaceae
Si bien la pregunta que nos hiciera el profesor es retórica, puesto que las plantas con flores rodean nuestra vida cotidiana, hubo un tiempo en el que ellas no existieron. Aunque claro, me refiero al tiempo en el que ni siquiera se había originado el humano como especie. En realidad, quienes vieron las primeras plantas con flores fueron los dinosaurios, en el periodo Cretácico de la Era Mesozoica (hace más o menos unos 140 millones de años). Antes de eso, la vegetación era dominada por bosques de coníferas y helechos, semejantes a lo que podríamos ver ahora en los bosques de pino del país.
La flor de las angiospermas es una de las estructuras que diferencian al grupo del resto de las plantas. De los cuatro elementos básicos que conforman la flor, las estructuras más llamativas son los sépalos y pétalos, aunque en ocasiones también los estambres y el pistilo. Los pétalos deben su color a los pigmentos que poseen en sus células, que le dan tonalidades rojas, amarillas, azules, blancas o violetas, o una mezcla de todos esos colores.
Pétalos e inflorescencias de distintas flores de Patamban, Michoacán...
La existencia de plantas con flores ha sido aprovechada por muchas culturas, no sólo desde el punto de vista alimenticio o medicinal, sino en muchos casos como un elemento estético o ritual. En los primeros registros de entierros humanos se ha encontrado polen como prueba de que se depositaban flores a los difuntos, aspecto que se sigue manteniendo en la actualidad, y que en México alcanza su máxima expresión con la cempasúchil o flor de muerto.
Quizás una de las expresiones más bellas de esto sean los tapetes florales elaborados por los p’urhépecha de Patamban, Michoacán. En estos tapetes se utilizan los pétalos, sépalos, flores enteras, frutos y hojas de las plantas de la comunidad para elaborar distintas escenas y motivos geométricos; el resultado es un espectáculo visual impresionante. Si no existieran las plantas con flores, ¿cómo podríamos disfrutar estas expresiones artísticas?
... son utilizados para elaborar tapetes florales. En la foto, una muestra de ellos en Morelia.
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En el idioma Ayuujk, Pijy designa a la flor como estructura de la planta, aunque también aparece como sufijo de algunas plantas sin relación aparente, por ejemplo ajää’pijy (cacaloxochitl, Plumeria rubra), makpijy (cempoalxochitl, Tagetes erecta) y xuu’kxypijy (flor de colibrí, Cuphea aequipetala). Incluso es utilizado en algunos animales, por ejemplo el jaguar o kuxïpijy.
Simplemente me encantó! Muchas felicitaciones.
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